“Cada año que Salto hacia la vida ayuda a un nuevo beneficiario a conseguir una prótesis o proporciona un reajuste de una prótesis ya existente, es un año de éxito”.
Markku tiene buen ojo para los detalles: “Como tesorero, tienes que tener una visión clara de los números”, dice este hombre de 33 años. Una cualidad que también ayuda a Markku en su profesión: suizo de nacimiento, trabaja como médico en una consulta de medicina general en Basilea. Pero el compromiso de Markku no acaba ahí: “Detrás de los números están los niños y las familias a los que “Salto hacia la vida” ayuda con sus donaciones. Hay una gran diferencia entre los números a secas y la vida independiente de un niño, que sigo con gran entusiasmo”, dice Markku.